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MEDIADOR


«Cristo Nuestro Mediador»

Por Phillip Gray

Nuestro texto principal es tomado de 1 Timoteo 2:1-6. Aquí, Pablo el apóstol inspirado por el Espíritu Santo escribe: «exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.» Otra vez, eso fue de 1 Timoteo 2:1-6. Enfoquemos sobre todo en el versículo 5, a saber, «porque hay un solo Dios, y un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.» Cristo es el único mediador. Después del himno, continuaremos estudiando cómo Cristo es el único mediador:

1 Timoteo 2:5 declar, «porque hay un solo Dios, y un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.» ¿Qué significa la palabra «mediador»? Bueno, el Diccionario de Cervantes da la definición por la forma adjectiva «que media.» El verbo «mediar» quiere decir «interceder por alguien.» «Interceder» significa «mediar en favor de alguien.» Aquí, «mediador» traduce la palabra griega mesites, de mesos (en medio de) y polites (de polis). Entonces, es uno que se encuentra entre dos cuerpos o dos partidos. Más que nada, el mediador es uno que hace la paz entre los dos partidos. Por eso, Cristo es el único que hace la paz entre Dios y los hombres.

Pero, ¿por qué fuese necesario hacer la paz? Por supuesto es porque «todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). El problema del pecado es universal. El pecado del hombre ha causado la división y el conflicto entre Dios el la humanidad. Isaías 59:2 afirma, «pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oir.» Por eso, se exige un mediador que puede interceder por Dios y los hombres. Cristo es el único que puede servir como el mediador final y exclusivo, porque es de la misma distancia entre los dos, siendo ambos Dios y hombre. Ningún hombre, tampoco ninguna mujer, por lo más justo que sea, no puede servir así. Cristo entiende la humanidad porque es humano. Cristo entiende la deidad porque es divino. Por lo tanto, declaró en Juan 14:6: «yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Puesto que hemos ofendido al Dios santo e infinito por nuestros pecados, no tenemos el derecho de acercarnos a él en su presencia directa. Necesitamos a un mediador.

En el Antiguo Testamento, los sacerdotes levíticos desempeñaron este papel de hace la intercesión entre Dios y el pueblo. Pero, su papel fue limitado, puesto que eran meros hombres sí mismos (Hebreos 5:3). En cambio, Cristo siendo perfecto y divino pudo ofrecerse a sí mismo una vez para siempre (Hebreos 10:10), cosa que no pasa cada vez que se ofrece la misa como muchos piensan. Por lo tanto, Cristo es nuestro gran sumo sacerdote hoy día, y nosotros los cristianos somos sacerdotes todos sin distinción (1 Pedro 2:5). Nuestro derecho de acercarnos a Dios hoy día con «plena certidumbre de fe» viene solamente por los méritos de Cristo, nuestro único sumo sacerdote y mediador (Hebreos 10:21, 22). No hay otro remedio. No hay otro camino. No hay otra verdad. Cristo es el único. Por lo tanto, Pablo escribió en Romanos 5:8: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» y añade en el versículo 10: «porque siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.»

Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres. No obstante, el modernismo y el liberalismo han hecho la guerra contra este punto. El liberalismo clásico siempre ha alegado que hay muchos caminos que llegan al cielo y hay muchos mediadores por las distintas religiones. Por eso, el liberalismo cree que el confucianismo, el hinduismo, el budismo, o el islamismo, etc. todos son distintos caminos que llegan al mismo destino, con tal que sus adherentes son amantes y sinceros. Pero, bíblicamente la sinceridad en sí no basta. Tenemos que sinceramente tener razón en nuestra religión.

Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5). No obstante, el catolicismo ha hecho guerra contra este punto. Digo esto con lo más profundo respecto posible para los miles y miles de católicos sinceros que simplemente no han meditado en las implicaciones de la enseñanza oficial de su iglesia, pero lo digo en verdad. De acuerdo con la doctrina romana de la actualidad, la madre de Jesús, María, es concebida como la intercesora y co-redentora al lado de Jesús. Por eso, muchos oran a Dios a través de María, o oran directamente a María. Sin embargo, la bíblia no enseña esta idea. De hecho, la refuta, «porque hay un solo Dios, y un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre». Otro problema es que muchos creen que los santos ya fallecidos pueden interceder por nosotros. Pero, la bíblia nunca lo enseña. De hecho, refuta esta idea, «porque hay un solo Dios, y un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Timoteo 2:5). Otro problema es que la jerarquía de la iglesia romana declara que es necesario acercarnos a Dios a través de un cura o sacerdote quien está otorgado para dar o negar la absolución. No obstante, ningún hombre por toda la tierra tiene el derecho de absolverme o sea perdonarme de mis pecados (Marcos 2:5-12). Dios no ha establecido ningún sacerdocio separado para la iglesia de Cristo, puesto que todos somos santos bajo Cristo nuestro sumo sacerdote (1 Pedro 2:9; Hebreos 4:14). Por lo tanto, no debemos de acudir a los pies del cura o al papa buscando la absolución, o sea, el perdón de nuestros pecados, sino solamente a Cristo, «porque hay un solo Dios, y un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Timoteo 2:5).

Por lo tanto, solo Cristo puede servir como nuestro interecesor y así hacer la paz entre Dios y el hombre. Esta paz viene a través del perdón de nuestros pecados ofrecido por Cristo. Pero, el mundo a veces ha tenido una dificultad al entender que este perdón ofrecido por Cristo es condicional. Quiere decir que hay que cumplir ciertas condiciones para recibir la gracia de Cristo. En primer lugar, Cristo, nuestro único mediador, exige que creyamos en él como el único Salvador (Juan 8:24). Dijo, «...porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.» Pero, no es la salvación por la fe solamente (Santiago 2:24). Por lo tanto, hay que arrepentirse de los pecados. Cristo dijo en Lucas 13:3: «Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.» Además, hay que confesar el nombre de Cristo delante de los hombres. Dijo, «A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 10:31). Pero, Cristo exige más que solamente la fe, el arrepentimiento, y la confesión. Para entrar en él y en su cuerpo, hay que ser inmersionado en agua como él nos manda. Dijo en Marcos 16:16, «el que creyere, y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere será condenado.» Cristo, el único mediador entre Dios y los hombres, tiene todo derecho para mandar estas condiciones. ¿Ha obedecido Ud. a él en todos estos puntos como él ha mandado? Gracias, y hasta la próxima.

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